Como argentina me he criado escuchando que uruguayos y argentinos somos como hermanos. Se habla de "ciudadanos rioplatenses", de que "el paisito" y su gente son también "porteños" pero que, además, ellos siguen siendo lo que nosotros éramos hace más de cuarenta años; solidarios, despreocupados del consumismo; amigos de hacer gauchadas ... en fin ... nomás hay que verlos paseando tranquilamente con su termo bajo el brazo y el mate en la mano. La Argentina podría, eventualmente, enfrentarse con cualquier otro país, desde por una cuestión de límites hasta por un partido de fútbol; pero jamás con los URUGUAYOS! Quién podría imaginarse que entraríamos en conflicto con los hermanos del otro lado del Río; curso de agua que nunca nos separó, por el contrario, es nuestro medio de comunicación y de hermandad.
Sin embargo; aquí estamos, enfrentados con los "yoruguas", los "charrúas", nuestro hermanos rioplatenses, por la construcción de unas fábricas de celulosa en Fray Bentos, frente a nuestra localidad de Gualeguaychú, al otro lado del río Uruguay.
Siempre se caracterizó al uruguayo como un pueblo sensible, consciente, con reservas morales que muchos de nuestros conciudadanos argentinos parecían ir perdiendo al compás de los tiempos de la globalización y del consumismo. ¿Pero qué le ha pasado a estos "botijas" para defender con uñas y dientes un proyecto como éste de las papeleras que nos arruinaría el agua, el aire y la tierra tanto al "paisito" como a nosotros?
Tienen ellos en el Gobierno al Frente Amplio, es la primera vez que la izquierda uruguaya llega a presidir el destino de nuestro vecino país y parece ser que la ciudadanía cierra filas detrás de "su líder", el presidente Tabaré Vázquez. Son 350 puesto de trabajo que darían estas papeleras y esto pesa más que cualquier otro argumento en un estado que conoció el desempleo y a raíz del cual se está quedando sin jóvenes porque deben emigrar en busca de futuro.
¿Pero se pueden cambiar acaso 350 salarios de hoy por el futuro de la tierra y del agua que dejaremos a nuestros hijos y nietos?
Se dice fácil, podrán seguramente contraponer quienes están sin trabajo, claro que es muy entendible la posición de ese pueblo que necesita inversiones para crecer ¿pero a qué costo?
Esto puede convertirse en el mismo problema que se ve con la soja en la Argentina: Muchas divisas ingresan hoy, por el precio de mercado que se cotiza alto; pero en pocos años tendremos una enorme cantidad de tierra inutilizada, sin nutrientes, en la cual no podrá producirse nada.
¿Es eso lo que queremos dejarle a las generaciones futuras?
Porque no solo las empresas de pasta de celulosa contaminarán con sus desechos las aguas, la tierra y el aire que allí se respire, sino que deberán ser alimentadas con ÁRBOLES, con esos bosques de eucalipto que vemos extendiéndose a la orilla de las rutas uruguayas y que desde hace años se plantan para poder ahora completar el proyecto y dotar de materia prima a estas empresas contaminantes. Eucaliptos que agotarán esas tierras y las inutilizarán para la agricultura, en momentos en que el mundo demanda alimentos.
Los uruguayos y los argentinos tenemos las mejores tierras para producir alimentos para nosotros y para el mundo entero; NO nos podemos dar el lujo de perderlas con cultivos de soja y plantaciones de bosques de eucaliptos que solo aprovechan una coyuntura económica favorable, la que no durará eternamente.
Uruguayos y argentinos, como pueblos que siempre se han considerado hermanos, deben reflexionar, dejando de lado falsos nacionalismos, entablando un diálogo que los lleve a encontrar la solución a este conflicto, como históricamente ha sido posible entre nosotros.
Pensemos que los capitales que vienen con las Papeleras sólo buscan lucrar en donde se les permite; que han sido arrojados de Europa por contaminar y que han llegado aquí porque se les permitió instalarse, no precisamente para ayudar a nuestro desarrollo.
Tenemos un territorio común para cuidar; nos mueven tradición, cultura e historia en común ¿podrán lograr que olvidemos todo esto y nos enfrentemos? Muchos creemos que no y trabajamos para eso.
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