Hay que separar la energía de una detonación de lo que es el mecanismo que libera esa energía. Una bomba atómica de un kilotón tiene un poder energético equivalente a un kil+ton, es decir, mil toneladas de TNT, que es el explosivo que se toma como referencia. Si llenás un barco con tres mil toneladas de TNT y lo hacés volar por el aire vas a obtener una explosión de tres kilotones, similar a una bomba atómica del mismo poder destructivo.
Hay explosivos militares convencionales sumamente poderosos como el C4 o el hexógeno que en cantidades suficientes son capaces de producir un enorme efecto. Desde la segunda guerra mundial en adelante se desarrollaron bombas convencionales de todos los tipos, inlcuyendo algunas muy pesadas - de cinco a veinte toneladas - comparables en poder de destrución a cabezas nucleares tácticas. La razón de su desarrollo es para contar con armamento de poder de fuego muy elevaod sin tener que recurrir a armamento nuclear que causaría complicaciones políticas y ambientales de consideración. Una bomba convencional, por potente que sea, no sale en la tapa de los diarios.
En cuanto a la cantidad de pruebas nucleares que se han hecho, yo creo que una sola es algo excesivo. Supongo que hicieron tantas para desarrollar las tecnologías asociadas con esos sistemas de armas. Obviamente, si otro país las hiciera enseguida empezarían a despotricar; nunca me cayó bien el régimen de Corea del Norte o el de Irán, pero que los norteamericanos, con sus diez mil cabezas nucleares empiecen a tirarles moralina me parece absolutamente absurdo. Los franceses hicieron lo propio en Mururoa, que es un atolón que está a unos mil kilómetros al SE de Tahiti. La polinesia francesa tiene, como consecuencia, la mayor tasa de incidencia de casos de cáncer en el mundo a pesar de que los franceses no quieren publicar esas cifras. Ya en términos ambientalistas abstractos hacer una cosa así suena muy feo, pero cuando conocés la zona y sabés la clase de paraísos en la Tierra que son islas como Moorea, Bora Bora o Raiatea, y pensás que ahí nomás estuvieron haciendo todos esos desastres te da ganas de... en fin.
Y por último, respecto de lo que plantea Federico, yo ya lo estoy pensando porque siempre hemos pensado en esas cosas. Fijate en estos apuntes sobre . Es totalmente factible porque nada es imposible, y desde que sé de la existencia del Monte Olimpo en Marte quise darme una vuelta por ahí y ser el primero en subirlo. Quizás no sea uno el que lo haga, pero no por eso hay que dejar de rumbear por esos lados. No es por nada que publicamos noticias sobre cómo explorar o cómo .
Para la mayor parte de la gente, las montañas son cosas que se ven en las postales; para nosotros son un mundo aparte que en parte, por suerte, no está al alcance de la mayoría que construiría ahí condominios y discotecas. Fijate que hoy en día hasta el hecho de volar es algo mundano si es que lo hacés como turista, viajando en un asiento compacto, en un avión igual a todos los demás, en una aerolínea igual a todas las demás, saliendo y llegando a pistas que parecen ser como todas las demás. En cambio, en el vuelo existe otra cosa, porque las rayas blancas del centro de la pista son para los pilotos y el resto del concreto es para los pasajeros, y se puede volar tan bien cabeza abajo como con la cabeza para arriba. Volar al ras del suelo, aterrizar y despegar de lugares en los que los turistas no tendrían ni lugar para estrellarse y hacer esas cosas es lo que hace que lo que es aparentemente lo mismo sea diferente.
Lo extraordinario está a muy poca distancia de lo mundano pero hay que saber encontrarlo como cuando sabés de noche que tenés las llaves de tu casa en algún bolsillo y las podés encontrar o no. Están ahí, pero no están para el que no sabe encontrarlas, y es cierto que la mayor parte de la gente no piensa en volar al espacio, pero nosotros no somos la mayor parte.
