Según algunos autores, siendo exhaustivos, para realizar una prueba de comestibilidad desde "cero", habría que

(primero) oler y tocar la planta o flor en cuestión que se pretenda testear. Si no huele a almendras amargas o a durazno (melocotón) al aplastar un poco(*), y si no tenemos ninguna reacción cutánea al tocarla,

entonces hacer lo mismo pero en los labios. Si entonces no nos pica,

nos pondremos un pequeño pedacito abajo de la lengua. Si entonces no pasa nada raro,

comeremos otro pedacito y esperaremos unas cuantas horas (preferiblemente, siendo estrictos, 5 horas). Si no pasa nada,

comeremos un puñado, y esperaremos otro tanto.

Si pasamos todas estas pruebas sin inconvenientes gástricos, puede considerase al vegetal comestible.

Hay que aclarar que la prueba de comestibilidad no sirve ni con hongos (setas) ni con pescado ni carne. Sólo vale para las plantas (tubérculos, flores, hojas y frutas) y vegetales verdes en general.
Respecto de las reacciones o síntomas a los que hay que estar atentos, se cuentan las nauseas, eruptos, inflamación, irritación, ardor, punzadas o picazón de la boca, lengua o garganta, dolor de estómago, o malestar de cualquier tipo, sobre todo a nivel abdominal. En ese caso hay que descartar la planta en cuestión ante la más mínima duda.
(*) Lo del olor es por el cianuro (acido cianhídrico o ácido prúsico), que huele parecido a almendras amargas o duraznos amargos porque estos contienen una cantidad baja de este. Aunque lo cierto es que no siempre las almendras amargas tienen este olor, y no todas las personas pueden detectarlo...