Recientemente me han llegado otras versiones sobre lo que en realidad estaría ocurriendo con la gripe aviar o aviaria, versiones que aunque no son “oficiales”, tampoco son avaladas por esas cadenas de e-mails que todos reenvían y nadie firma (hoaxs), sino que (muy por el contrario) tienen una base científica en el sentido más estricto de la palabra, es decir, sin influencia política o económica alguna que haga “adptar” a las necesidad de una versión “políticamente correcta” lo que dichos estudios revelan.
En esta línea, lo que se refuta es que las aves que viven al aire libre, las aves silvestres, sean en alguna medida responsables o potencialmente culpables del contagio del virus. El principal argumento que echa por tierra la tesis de los gobiernos de poner énfasis en el control de las aves migratorias para evitar la transmisión del virus más letal (el H5N1) es tan simple como demoledor: al ser el virus tan mortífero, las aves infectadas mueren, y por lo tanto no transmiten la enfermedad. La pura y simple selección natural (conocida por todos desde Darwin) lo impide según parece, ya que la realidad es que este virus “es extremadamente inusual en aves salvajes” según dicen textualmente en un artículo publicado en World Birdwatch, publicación de Birdlife internacional, organización que agrupa gran parte asociaciones ornitologo-conservacionistas del mundo, y por tanto el organismo de referencia en todo lo referente a aves silvestres y ecologistas
La vía real de contagio del virus, según este mismo artículo que analiza los casos aparecidos en el mundo desde 1996, sería en realidad la que se propaga a través de las aves domésticas o destinadas para el consumo, normalmente hacinadas en jaulas y transportadas por rutas ilegales sin control sanitario alguno. La razón: estas aves, gracias a los antibióticos que les suministran, habrían desarrollado cierta resistencia al virus, la suficiente para seguir viviendo y por lo tanto ser portadores, cosa que (como hemos dicho) no pasa con las aves silvestres. Por otro lado, las aves silvestres tienen la gripe aviar DESDE SIEMPRE según esta publicación, pero al no haber desarrollado inmunidad al virus, esto sólo se transformó en un problema desde el momento en que aparecieron los primeros casos en aves asiáticas (en China) en 1996, en particular en patos domésticos que se hicieron portadores asintomático del virus. En el año 1999 aparecieron los primeros casos masivos en Estados Unidos (exterminio preventivo de millones de aves en Pensilvania), y antes (1984) los primeros casos aislados en Asia, siempre en base a contagios entre aves domésticas. De hecho, hasta el momento no se encontró NI UN SOLO EJEMPLAR de ave silvestre capaz de realizar una migración que porte la temida cepa H5N1 del virus, y que ni siquiera se ha detectado el virus en los destinos de miles de aves migratorias procedentes de Asia (Australia, Corea del Sur, Taiwán, Filipinas o Nueva Zelanda).
Hay que aclarar sin embargo que en 9 años (hasta octubre de 2005) sólo se registraron 121 casos en humanos, 61 de ellos fatales. "Todas las víctimas han sido casi invariablemente trabajadores en la industria del pollo, en riesgo por su estrecho contacto con aves domésticas infectadas", aclara el artículo. Concluye el artículo diciendo que "el riesgo para el hombre de contraer la enfermedad a partir de un animal silvestre es remoto", y que de hecho "hasta el momento no se ha registrado ninguna transmisión de la gripe aviar entre aves salvajes y el ser humano".
Porque detrás de todo este entramado lo que hay son laboratorios como los Laboratorios Roche, acaparador del antiviral “Tamiflú” que “dicen” protege contra el virus, y que se ha asegurado ya la propiedad del 90% de la plantación del anís estrellado que provee de los principios activos necesarios para este medicamento. Medicamento, hay que decirlo, que nadie confirma que sea efectivo realmente una vez el virus mute (si es que muta) pudiendo transferirse de humano a humano, y medicamento que a su vez ni siquiera disminuye con eficacia los síntomas de la gripe común.
Por lo tanto queridos lectores, esto viene a confirmar una vez más que los políticos no hacen otra cosa que mentir con fines económicos. Porque lo curioso es que en 1996 los Laboratorios Roche compraron la patente de el antiviral Tamiflú a la empresa Gilead Sciences Inc., empresa cuyo presidente (y aún hoy uno de los principales accionistas) era el señor Ronald Rumsfeld, secretario de defensa de Estados Unidos...
_________________ Gracias por leer.
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