He decidido inicar esta cadena para mostrar o señalar ejemplos de mal liderazgo. La razón es que dentro del contexto del que vive la Argentina es posible observar varios ejemplos de lo que no hay que hacer. Esto no se extiende - dentro de la fenomenología del liderazgo - al problema entre el campo argentino y el gobierno, sino a todas las facetas de la vida.

Espero que todos aprendamos con estos contra ejemplos, empezando por:

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Relacionados:

Otra nota interesante que demuestra cómo NO hay que nombrar a los funcionarios de estado:

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Me pregunto ¿Estas señoras tendrán títulos universiarios, experiencia en la gestión pública y esas minucias como para obtener empleos de semejante categoría?

A los ciudadanos argentinos les quiero recordar que el salario de esta gente que evidentemente hace mal las cosas se paga con los impuestos y - adicionalmente - con las retenciones que ahora le quieren cobrar al campo.

Y para quienes hablan tanto de lo generosos que deben ser los demás y pagar el 45% de sus ingresos brutos como les quiere exigir el gobierno también hay que mostrarles qué es lo que hacen sus líderes y cómo emplean ese dinero:



Piensen en cuantas familias sin techo podrían vivir por cuanto tiempo si ese dinero realmente se usara para lo que dicen que se va a usar... ¿Ahora ven por qué la clase media y los productores agropecuarios están hartos de pagar los impuestos que el estado pretende cobrar y de la manera en la que lo hace? Eso genera enojo, luego furia, y por último, violencia.

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¿Van a tomarse en serio lo que provocaron o todavía vamos a tener que presenciar más cosas?

Si dijera lo que pienso, asustaria a mas de uno.
Es cierto que hay que estar al tanto de este tipo de cosas, pero la verdad es que me da tanto ASCO que trato de leer lo menos posible sobre el tema, porque es todo y son todos una bosta, y va a tener sentido informarse el dia que las cosas cambien, sino este tipo de noticias despiertan la parte mas obscura de uno.
Menos mal que tengo dos nacionalidades

Me parece que hay que leer esto y saber bien de qué se trata porque en algún momento habrá que cambiar las cosas. Si los políticos no lo hacen por las buenas, va a pasar por las malas. Creo que a la larga esto va a producir generaciones de buenos líderes por el contraejemplo; en ese lapso de tiempo soy optimista... en el corto, muy pesimista y creo que esto y esta gente van a terminar muy, pero muy mal, incluso muertos.

Lo otro que sugiero es que cada uno revise en su conciencia (y con un contador, para cocinar los números bien si hace falta ) si vale la pena pagar impuestos de forma principista y aceptar que el dinero se emplee en estas cosas, o bien dejar de pagarlos y al menos no tirar eos montos en saco roto. La verdad es que esos gobernantes no se lo merecen, es un robo lo que hacen.



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Los ánimos se están caldeando peligrosamente entre ambas facciones. Un buen liderazgo político debería evitar esto, de lo cual resulta evidente que un buen líder necesariamente debe prever situaciones conflictivas y tratar de enfriar las mentes de sus seguidores.

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El mundillo agroexportador parece reaccionar favorablemente al voto negativo del senado argentino al proyecto de ley sobre las retenciones a la exportación de grandos. Es como si todos respiraran aliviados por la muy inusual decisión del vicepresidente argentino al desempatar la votación de la medida en favor de lo que pedían los productores agropecuarios.

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Igualmente pienso que habria que desincentivar el cultivo de soja e incentivar otros cultivos menos dañinos para el madio ambiente y para la diversidad de la agricultura.

Es muy probable que tengas razón; yo voy seguido al campo y lo único que veo es soja... pero eso hay que hacerlo de manera sensata y coherente, no con autoritarismo y sin conocimiento de causa como intentaron hacer los Kirchner más por cuestiones ideológicas que otra cosa.

Los tres ejemplos que señalo a continuación muestran claramente cómo un "simple" acto puede convertir a una persona en un auténtico líder informal - a pesar de tener fueros formales - y cómo las actiudes arrogantes e inflexibles de los líderes formales pueden granjearles el desprecio de la mayoría:

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