Hoy estoy particularmente molesto porque tras una repentina tormenta que ocurrió en Buenos Aires la semana pasada, uno de los árboles que hay en casa quedó dañando y hay que cortarlo porque se puede caer. Estas nuevas tormentas se las debemos al cambio climático.

Si, las tormentas violentas que estamos viendo en esta zona antes no ocurrían ni de cerca con la frecuencia que estamos viendo actualmente, en especial en épocas de verano y acompañadas de gran actividad electrica.

Cerca de mi casa la destrucción fue bastante notable. Y por lo visto tendremos que esperar más de estos eventos. Los modelos climatológicos para esta parte del mundo indican que vamos a tener un clima más extremo, tanto en términos de calor como de frío.

Yo no apostaría a que con una ley se cambiarán las cosas.

Es una tomada de pelo, comerciar emisiobes gaseosas en una economía con perspectivas de crecimiento ilimitado.

Peor es nada.

Es que mi temor es que una ley quede en nada. Hay tantas leyes que no se aplican que la verdad no sé si algo así podría prosperar aún si se aprueba, legislativamente hablando.

Hoy se cerró la última conferencia internacional sobre el cambio climático en Durban (Sudáfrica). Lamentablemente fue un fracaso. Se prorrogó el protocolo de Kyoto y una declaración de intenciones no vinculante, pero no lo firmaron todos los países, en concreto los que no firmaron concentran el 85% de la contaminación mundial (incluyendo a EE.UU, China, Rusia y la India). La protagonista (en el mal sentido) fue la India, que se negó en rotundo a firmar un acuerdo legalmente vinculante.

Dicen que en 2015 para 2020 se buscaría otro acuerdo para tomar medidas, pero lo cierto es que esto significa que entonces muy probablemente para entonces ya se habrá superado el límite de tiempo para que ocurra un aumento de la temperatura global de 2ºC que (según coinciden los científicos) va a hacer que empiecen a haber consecuencias cada vez más catastróficas...