En el contexto de las actividades al aire libre mucha veces se usan vehículos simplemente por comodidad, pero en otras ocasiones la idea de una expedición, desafío o aventura es precisamente utilizarlos y dominarlos, y en otros casos, el uso de algunos vehículos puede resultar esencial, como descubriera Sir Ranulph Fiennes al explorar las nacientes del Nilo con aerodeslizadores. Es frecuente que se empleen vehículos poco comunes como los giroplanos o autogiros, los aviones ultralivianos, microligeros o ultraligeros (ULM), cuatriciclos, casas rodantes con esteroides, triciclos motorizados, autos anfibios y hasta vehículos con orugas o semi-orugas. Y los más ambiciosos pueden usar submarinos, batíscafos, globos, dirigibles y hasta naves espaciales.
Lo importante es, en todo caso, probar adecuadamente los vehículos experimentales antes de utilizarlos en una aventura semejante, porque los componentes mecánicos, los motores y hasta los elementos electrónicos tienden a fallar; hay que contar con los repuestos o piezas de recambio necesarios, una buena infraestructura logística, y dominarlos perfectamente; aún cuando se está experimentando hay que saber muy bien lo que se está haciendo.
El tiempo de los aventureros temerarios como Curtiss, Blériot, los hermanos Wright, Caproni, los hermanos Lilienthal, Humboldt, Amundsen, Scott y otros similares puede haber sido muy interesante, pero también fue innecesariamente peligroso.
Esto realmente ocurrió en Tucumán, Argentina con ; no solamente hay que tener cuidado con el rendimiento de su vehículo, sino con las trampas y minas también.